
El 1 de octubre de 2024 quedará grabado en los anales de la historia mexicana como el día en que Claudia Sheinbaum Pardo rompió el techo de cristal más alto de la nación, al asumir la presidencia de los Estados Unidos Mexicanos. En la solemne ceremonia celebrada en el Palacio Legislativo de San Lázaro, México dio un paso trascendental en su evolución democrática al investir a su primera mujer presidenta, un hito que llega casi 70 años después de que las mexicanas obtuvieran el derecho al voto en 1953.
De científica a mandataria
La trayectoria de Sheinbaum ilustra una combinación poco común en la política latinoamericana: formación científica de alto nivel (doctora en Ingeniería Energética) y experiencia ejecutiva progresiva. Su ascenso desde la academia hasta la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, y ahora a la presidencia nacional, representa un quiebre con la tradición de liderazgos masculinos formados predominantemente en derecho, economía o con trayectorias militares.
Su investidura simboliza no solo la llegada de una mujer al poder, sino también la valoración de perfiles técnicos y científicos para el máximo cargo político, en un momento donde los desafíos nacionales requieren aproximaciones basadas en evidencia y pensamiento sistemático.
Un camino de obstáculos y avances graduales
La presidencia de Sheinbaum no surge en el vacío, sino como culminación de décadas de lucha por la paridad política en México. El país ha experimentado una transformación significativa pero desigual en la participación política femenina:
- La reforma constitucional de 2019 estableció la paridad en todos los niveles de gobierno, convirtiendo a México en referente mundial en legislación paritaria.
- El Congreso mexicano alcanzó un histórico 50% de representación femenina en 2021, posicionándose entre los más equilibrados globalmente.
- A nivel estatal, solo nueve mujeres habían gobernado entidades federativas antes de 2022, evidenciando resistencias a la paridad en los cargos ejecutivos de mayor poder.
- La violencia política de género sigue siendo un obstáculo significativo, con más de 400 casos denunciados en el último ciclo electoral.
Estas contradicciones reflejan la complejidad del panorama para las mujeres en la política mexicana: avances normativos sin precedentes coexisten con prácticas discriminatorias persistentes.

Las mujeres mexicanas: entre el empoderamiento y las barreras estructurales
El ascenso de Sheinbaum ocurre en un contexto social donde las mexicanas enfrentan realidades contrastantes:
La participación laboral femenina en México (45%) se mantiene entre las más bajas de América Latina, limitada por factores como la desigual distribución de tareas de cuidado y la insuficiente infraestructura social.
Las mexicanas representan el 60% de los graduados universitarios, pero ocupan menos del 20% de posiciones ejecutivas en grandes empresas.
La brecha salarial se mantiene en aproximadamente 14%, con disparidades mayores en sectores tradicionalmente masculinizados.
México registra alarmantes tasas de violencia de género, con 10 feminicidios diarios según estimaciones de organizaciones civiles.
Estas cifras revelan que la histórica presidencia femenina emerge en un país donde persisten profundas asimetrías de género, lo que magnifica su significado simbólico y las expectativas sobre su impacto transformador.
https://www.tiktok.com/@politca.disruptiva/video/7423641948256308485?is_from_webapp=1&sender_device=pc&web_id=7502251577454806558: Claudia Sheinbaum y el Nuevo Horizonte para las Mujeres en la Política MexicanaDesafíos y expectativas
La presidencia de Sheinbaum enfrentará la doble exigencia que frecuentemente acompaña a las pioneras: deberá demostrar resultados excepcionales mientras navega un escrutinio intensificado por su género. Entre los desafíos específicos destacan:
- Consolidar políticas de igualdad sustantiva sin que sean percibidas como «agenda exclusiva de mujeres»
- Equilibrar expectativas elevadas de sectores feministas con la necesidad de amplias coaliciones políticas
- Transformar la cultura institucional de la presidencia, históricamente diseñada por y para hombres
- Normalizar el liderazgo femenino en un país donde los roles de género tradicionales mantienen fuerte arraigo cultural
Un cambio cultural en proceso
Más allá del simbolismo inmediato, la presidencia de Sheinbaum representa un potencial punto de inflexión en la percepción social sobre el liderazgo femenino en México. Estudios sociológicos han documentado cómo la visibilidad de mujeres en posiciones de autoridad transforma gradualmente imaginarios colectivos y expectativas sociales.
Para millones de niñas mexicanas, la imagen de una científica ocupando el máximo cargo político redefine lo posible y deseable en sus propios horizontes vitales. Para la sociedad en su conjunto, normaliza la presencia femenina en espacios tradicionalmente negados.
La verdadera medida del impacto histórico de este momento no residirá únicamente en las políticas específicas implementadas durante este sexenio, sino en su capacidad para catalizar transformaciones culturales duraderas que trascienden el ámbito político y permean las estructuras sociales más profundas de la nación.